LECTURAS DE HOY 

En el Evangelio de hoy vemos a Jesús enseñándonos la raíz de lo que significa vivir como Dios nos llama a vivir: el amor. El primer mandamiento consiste en amar a Dios con todo lo que tenemos, con todo nuestro ser. Esto significa priorizar a Dios en nuestras vidas y permitir que Su amor moldee todos nuestros pensamientos, acciones y decisiones. 

Y el segundo mandamiento, amar a nuestro prójimo como a nosotras mismas, nos desafía a tomar ese amor por Dios y extenderlo hacia afuera. No es suficiente simplemente amar a Dios; debemos mostrar ese amor a través de nuestras acciones hacia los demás. 

Qué mandamientos tan simples, pero qué desafiantes pueden ser para nosotras seguirlos. Jesús junta estos mandamientos: el amor de Dios se expresa en el amor por los demás. Nos recuerda que nuestra relación con Él no puede separarse de nuestra relación con los demás. Nuestro amor por Dios nos llama a reflejar Su amor en cada persona que conocemos. 

Hermana, cuando realmente amamos a Dios correctamente, entonces podemos amar a los demás correctamente y así el mundo entero puede comenzar a cambiar. ¡Qué llamado tan simple pero alto ha puesto Dios ante nosotras! 

Para mí, esto ha sido un desafío, especialmente cuando tu vecino te lastima y nunca se disculpa por el daño que te hizo. Llevé esto a la confesión hace poco y el sacerdote me dijo: “¿Estás pensando en esa persona ahora mismo?” Respondí que sí, y entonces él dijo: “Ora por esa persona por su nombre, tráela a la oración y a cualquier otra persona hacía la que sientas algún resentimiento. Ora por ella por su nombre ante Dios y verás que Su gracia comienza a trabajar en ti”. Me quedé en silencio sintiendo tantas cosas a la vez, pero sabía que él tenía razón.

Hermana, en esta Cuaresma te reto a amar y a orar por las personas en tu vida que son difíciles de amar por su nombre. El vecino, el compañero de trabajo, el amigo, los miembros de la familia: pídele a Dios la gracia de amar a tu prójimo con el mismo amor que Él nos ha demostrado.

// Paulina Cambron es católica de nacimiento, hija, hermana, madrina, consejera universitaria, recién casada, pero su título favorito es la hija amada de Cristo. Nacida y criada en el área de Greater Palm Springs, realmente atrajo su propia relación con Dios cuando tenía 18 años en su primer retiro para jóvenes. Desde entonces, ha servido en diferentes ministerios en su parroquia, pero su favorito es trabajar con la juventud. Hoy, dirige una comunidad de fe de mujeres llamada Devoted to Proverbs 31, y continúa sirviendo al Señor en retiros como misionera en el Programa Misionero del Valle en Coachella CA, donde hombres y mujeres se encuentran con Dios. La pasión de Paulina en el fondo radica en ayudar a los demás y compartir sobre la belleza de su fe católica y lo que Dios ha cumplido en su propia vida… mientras disfruta de una taza de té. 

 

Back to blog