LECTURAS DE HOY

Maestro, te seguiré a donde quiera que vayas”. // Mateo 8:19

A menudo cargo con muchas responsabilidades: la familia, el trabajo, el cuidado de otros. Pero Jesús continuamente me recuerda con ternura que nada, ni siquiera mis obligaciones más sagradas, debe estar por encima de mi relación con Él.

Él es el compromiso más grande de mi vida.

En el Evangelio de hoy, encontramos a dos posibles seguidores de Jesús: uno ansioso por seguirlo, otro titubeante. Sus historias nos desafían a examinar nuestra propia disposición a seguir a Cristo, especialmente cuando hacerlo nos cuesta comodidad, familiaridad o incluso nuestros propios planes.

La respuesta de Jesús al escriba es impactante: “El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” (Mateo 8:20). Es un recordatorio de que seguir a Jesús no se trata de seguridad o estatus. Para nosotras, mujeres—que muchas veces somos el corazón del hogar—este puede ser un mensaje difícil. Naturalmente buscamos lugares de pertenencia y estabilidad. Sin embargo, Jesús nos llama a una confianza más profunda: no en las comodidades que creamos, sino únicamente en Él.

Y al segundo hombre, Jesús le dice: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mateo 8:22). Al principio, esto puede parecer duro, pero no es un rechazo de la familia o del duelo. Es, más bien, una invitación a reorganizar nuestras prioridades.

Colocar a Cristo en el centro de todo lo que hago continúa alimentando mi fe, permitiéndome servir en los diferentes roles de mi vida con confianza. Esto es lo que el Evangelio nos está invitando a hacer hoy, hermanas.

¿Estás dispuesta a seguirlo cuando tus planes se ven interrumpidos?

¿Confiarás en Él, hermana, cuando el camino se sienta incierto o solitario?

Que nosotras, como mujeres de fe, seamos valientes como María, quien dijo “sí” sin saber completamente a dónde la llevaría. Que tengamos el valor de seguir a Jesús, incluso cuando no haya un lugar donde descansar, sino sólo Su corazón. La preocupación termina donde comienza la fe.

// Paulina Cambron es católica de nacimiento, esposa, hija, hermana, madrina, y consejera universitaria pero su título favorito es el de 'hija amada de Cristo'. Nacida y criada en el área de Greater Palm Springs, su relación personal con Dios floreció a los 18 años, cuando participó en su primer retiro para jóvenes. Desde entonces, ha servido en diferentes ministerios de su parroquia, siendo su favorito el trabajo con la juventud. Actualmente, dirige una comunidad de fe de mujeres llamada Devoted to Proverbs 31, y continúa sirviendo al Señor como misionera en retiros del Programa Misionero del Valle en Coachella, CA, donde hombres y mujeres encuentran un encuentro transformador con Dios. La pasión de Paulina radica en ayudar a los demás y compartir la belleza de su fe católica, así como lo que Dios ha obrado en su vida.....todo mientras disfruta de una taza de té.

 

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