LECTURAS DE HOY 

Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. // Romanos 5:5

En los momentos más duros de mi vida, cuando no me quedan palabras para rezar, ni energía para leer ninguno de mis libros o rezar un rosario, lo único que puedo hacer es imaginar descansando sobre el pecho de Cristo, escuchando los latidos de su corazón. A menudo me encuentro aquí, sobre todo cuando siento que no puedo rezar. El sonido de su corazón calma todas mis ansiedades.

Estos momentos son tan sagrados. Su corazón me dice todo lo que necesito saber y todo lo que deseo oír. Que soy amada, que estoy unida a Él, que está conmigo y que soy suya. Es el lugar en el que me refugio. A menudo me encuentro aquí, en presencia de su Sagrado Corazón en medio de todas las pruebas, alegrías, penas y miedos. El sagrario de su corazón me mantiene sagrada.

Hermana, ¿has escuchado atentamente su corazón? 

¿Has escuchado el ritmo de su corazón? 

¿Tu corazón late al mismo ritmo que el suyo?

Cuando late al mismo ritmo, hay una armonía que se alinea con su voluntad, su amor y sus deseos para ti.

San Juan el Apóstol lo sabía cuando recostó su cabeza en su pecho en la última cena.

Santa Margarita María lo sabía cuando recostó su cabeza en su pecho en su visión.

Santa Gertrudis lo sabía cuando también recostó su cabeza en su pecho.

En el silencio de la oración, de corazón a corazón, recibieron todo lo que necesitaban. Es una dulce armonía que es sólo para ti. Ofrece su Sagrado Corazón para que encontremos el descanso y la fuerza que necesitamos. Su corazón, tan precioso para el Padre y tan precioso para la humanidad.

Cristo se hizo carne para que nos encontremos con Él. Nuestro Dios tiene un corazón encarnado para que nos refugiemos en Él. Un dulce corazón encarnado que nos conoce y nos ama profundamente.

Hermana, tómate un tiempo para descansar tu cabeza en su Sagrado Corazón hoy. El latido de su corazón te pondrá en armonía con Él. 

// Ashley Diaz es estudiante, amiga, hermana y amada de Jesús. Ha sido católica toda su vida pero hizo suya su fe después de experimentar a Cristo en la Eucaristía a los 16 años. Actualmente está en la escuela terminando su licenciatura en Teología en la Universidad Franciscana. ¡Ella ha trabajado en la vida parroquial desde hace 5 años y le encanta servir a los corazones de la gente de Dios! Su misión en la vida es: Ver plenamente un alma y amarla plenamente después. Puedes encontrarla pasando tiempo con sus amigos, leyendo un buen libro, o en la capilla contemplando el corazón eucarístico del Señor.

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