"El que me ama, cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no cumplirá mis palabras.” // Juan 14: 21-26
Hace unos días recibí una noticia difícil. Me enteré de que una maestra, a la que quise mucho, había fallecido. A pesar de la fuerte esperanza de que ella está ahora gozando de la felicidad eterna con Dios, el hecho de saber que ya no está con nosotros me entristeció profundamente. Sin embargo, por esas “coincidencias”, que en realidad son caricias de nuestro Padre Dios, me vinieron a la mente las muchísimas cosas que ella hizo por nosotras, sus alumnas, y por sus hijos. Recordé con cariño, su resiliencia -ella fue viuda desde muy joven- su trabajo incansable para sostener a sus hijos, su compromiso por educarnos y transmitirnos valores, regalándonos al mismo tiempo su complicidad y su cariño. Recordé también, cómo en momentos difíciles de mi vida adulta, ella se acercó a mí y me recordó la fortaleza que había en mi corazón. En fin, esta maestra mostró, con diversas acciones, el gran amor que nos tenía.
Y es que el verdadero amor se traduce en acción. Es un ejercicio de la voluntad. No es solamente un sentimiento agradable, ni una idea abstracta. En este sentido, el verdadero amor no es un sustantivo, es un verbo.
Nuestro Señor nos invita a participar de su amor, y en el Evangelio de hoy nos recuerda que para experimentarlo verdaderamente, no basta con oír su Palabra. Es necesario cumplirla; es decir: traducirla en acciones. El que quiere cocinar, no puede solamente leer la receta, tiene que llevarla a cabo. El que quiere expresar su amor por Dios, tiene que mostrarlo con hechos, es decir, cumpliendo sus palabras.
“Hermana, ¿cómo te está llamando Dios a tratar a los demás de tal manera que sientan el amor de Dios a través de ti?
// Teresa Salmerón nació en la Ciudad de México, donde creció en una familia católica practicante y donde formó la suya propia. Ha tenido la oportunidad de vivir en varios países como Chile, Venezuela, México y Estados Unidos. Actualmente reside en Ohio, donde ha vivido desde hace 14 años y donde trabaja como traductora y maestra de español y ESL. Teresa tiene 3 hijos adultos a los que ama profundamente. Ha sido catequista y actualmente facilita un estudio Bíblico de un grupo de mujeres de su parroquia. A Teresa le gusta mucho bailar, leer, cocinar y convivir con su familia y amigos; y se siente profundamente agradecida por el infinito amor de Dios.