“No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna y que les dará el Hijo del hombre…” // Juan 6:27
Él sigue multiplicando… incluso hoy.
Me conmueve profundamente el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Más allá de saciar el hambre físico, creo que Jesús realiza otro milagro: una transformación interior. Él no solo alimenta los cuerpos, sino también transforma los corazones.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos recuerda: “No trabajen por ese alimento que se acaba, sino por el alimento que dura para la vida eterna.” Él es el Pan Vivo. Nuestro alimento eterno. Y si realmente deseamos servirle y amarle, tenemos que aprender a pertenecerle.
¿Cuántas veces vivimos con tanta prisa, intentando que todo salga perfecto, estirándonos más allá de nuestros límites? Incluso a la hora de orar, ponemos condiciones: queremos tener la biblia decorada, el rosario más lindo, la playlist perfecta... como si Jesús necesitara producción.
Pero hoy Él nos dice: no hay nada que hagas, dejes de hacer o temas hacer que pueda separarte del amor del Padre.
Él es bueno. Él es misericordioso.
Y te invita a la intimidad con Él, especialmente en la Eucaristía, donde eres alimentada, amada y sanada.
Durante este tiempo de Pascua, Jesús quiere renacer en nuestros corazones y en nuestras vidas. Empieza de nuevo. Permite que el Señor renazca en tu corazón hoy.
Él ya te espera. Solo ven.
// Jocelyn Tejeda ama al Sagrado Corazón de Jesús y María. Nativa de San Diego y con raíces familiares en Oaxaca, México, estudió ciencia política y sociología en la Universidad de California, Irvine. Jocelyn representa a los Estados Unidos en el Comité Internacional de la Juventud Misionera Eudista de la Congregación de Jesús y María (CJM). Disfruta ser hija, hermana, madrina y tía. Sus pasatiempos favoritos son leer un buen libro con un cafecito y viajar ya sea por aventuras, misión… o partidos de fútbol!