LECTURAS DE HOY

“...pero cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, los llenará de fortaleza y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los últimos rincones de la tierra”. // Hechos de los Apóstoles 1:8

Hay innumerables misioneros en el mundo hoy en día. Algunos están en las selvas, otros en los desiertos, muchos en las ciudades grandes, en escuelas, visitando cárceles, con los pobres en las montañas más lejanas andando con burros para llevar a Cristo al “último rincón de la tierra” (Hechos 1:8). Ahora hay muchos dando testimonio de Cristo, pero empezó todo con esos primero once apóstoles. 

Ellos que habían vivido lo que era ver a su amigo, su esperanza, y su Señor padecer la muerte y también la resurrección, ahora veían como Jesús ascendía a los cielos. Honestamente, pienso que si yo hubiera estado ahí, hubiera reaccionado de manera diferente a los discípulos que, “regresaron a Jerusalén, llenos de gozo, y permanecían constantemente en el templo, alabando a Dios” (Lucas 24:52-53). A mi me hubiera confundido y dolido la partida de nuestro Señor a los cielos. ¿Cómo se podría ir otra vez?

Pero ellos recibieron una promesa. Esa promesa era el Espíritu Santo –”fuerza de lo alto” (Lucas 24:49). Y fue el recibimiento del Espíritu Santo sólo unos días después de la partida de nuestro Señor Jesus a los cielos que los llenó de valentía, entendimiento, y confianza total de poderse lanzar a la evangelización y dar testimonio de Cristo a los últimos rincones de la tierra. 

Tú y yo, hermana, estamos llamadas también a dar testimonio e ir de misión a hablarle al mundo del gran amor de Dios y la resurrección de Cristo, así como los primeros once. Tal vez no tenemos que ir muy lejos para encontrar un rincón en el mundo donde Jesús aún no ha sido proclamado como Rey y Señor – quizás primero empezamos en los rincones de nuestro corazón que no creen en Él, que no confían en su amor, que dudan de su poder y deseo de resucitar todo lo que ha muerto en nosotras. Pero para eso, necesitamos más y más del Espíritu Santo. 

Jesucristo, resucitado y ascendido a los cielos, dame mas de Tu promesa, la fuerza de lo alto, Tu Espíritu Santo, para ir a los rincones más olvidados del mundo – y de mi vida. Amén.

// Rocío Hermes es mamá y ama de casa. Ella nació en la República Dominicana y fue criada en los Estados Unidos. Le apasiona construir comunidad, preparar postres y escribir poesía. Tiene una maestría en Teología y ha vivido como misionera en Etiopía. Después de vivir más de tres años en Alemania, reside ahora en Israel con su esposo alemán y su hijo. Colabora como autora en Blessed Conversations: Dwell. Puedes leer sus reflexiones sobre la vida de fe en graceandmercyblog.com.

 

Back to blog