“El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y proclamar la liberación a los cautivos.” // Lucas 4:18
Tras varios vuelos cancelados, lo que parecía mil horas esperando en el aeropuerto sin saber cómo y cuándo íbamos a poder llegar a casa, y por fin llegando a un hotel a las dos y pico de la madrugada sólo para enterarnos de que, a pesar de nuestra reserva, no tenían habitación disponible… mi familia y yo llegamos al colmo de la frustración.
Miré a mi sobrino de dos añitos, durmiendo en brazos de mi hermana. A lo largo de la serie de catastróficas desdichas de esa noche, él, a cambio de nosotros, se encontraba tan tranquilo, dejándose llevar confiadamente en brazos de sus padres de sito en sito mientras nosotros nos preocupábamos por tantas cosas que no podíamos controlar.
Las lecturas de hoy nos invitan a tener esa misma confianza en nuestro Padre celestial cuando pasamos por momentos difíciles en nuestras vidas. “Confío para siempre en el amor de Dios” (Salmo 51). Imagina la escena, hermana. “Todos los que tenían enfermos se los llevaron a Jesús y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los fue curando de sus enfermedades”. Él los va curando, uno a uno, en medio de cada situación única e íntima que Él conoce profundamente, con un amor que no se cansa. Y sigue. Quiere ir a más lugares todavía para curar a más hijitos suyos. “También tengo que anunciarles el Reino de Dios a las otras ciudades, pues para eso he sido enviado".
En cada momento de nuestras vidas, tanto en los momentos de paz como en las tormentas, nuestro Dios amoroso nos invita a abandonarnos confiadamente en sus brazos. ¿Y cómo no vamos a dejarnos en las manos tiernas de Jesús, quien sólo quiere curarnos de todas nuestras dolencias, sufrimientos y pecados? Por puro amor, nuestro Padre nos ha enviado su único Hijo para salvarnos y sanarnos.
Búscale, hermana, y verás que ya está ahí, nunca se ha apartado de ti ni un segundo. Déjate amar y curar por Él.
Mi amado Jesús, por Tu misericordia Te pido que me concedas la gracia de una confianza total en Ti, para poder abandonarme en Tus brazos como una niña pequeña, sabiendo que me amas profundamente, tienes un plan para mi vida, y me acompañas en todo momento de mi vida. Amén.
// Ashleigh Ladner es hermana, amiga, madrina, tía, traductora y profesora, y sobre todo, hija amada de Dios. Originalmente de New Orleans, Louisiana, actualmente está viviendo en Madrid, España. Le encanta viajar y conocer lugares nuevos, leer, un buen expreso, y los girasoles. Sus modelos a seguir en la vida son santa María Magdalena, san Ignacio de Loyola, san Juan, y santa Teresa de Jesús.