LECTURAS DE HOY 

“Porque en el cuerpo de Cristo habita toda la plenitud de la divinidad; e incorporados a él, que es la cabeza de todos los ángeles, también ustedes participan de su plenitud.” // Colosenses 2: 9-10

 Hoy celebramos la memoria de San Pedro Claver, un jesuita de España que fue de misión a Colombia. Término en Cartagena, donde nació mi abuelo. Qué especial es poder hablar de este santo hoy. He tenido el regalo de ir varias veces al Santuario de San Pedro Claver donde está sepultado.

San Pedro vivió en Cartagena cuando era el principal puerto para el mercado de esclavos. Es conocido por ser un fiel disidente contra la esclavitud. Se dedicó a cuidar de los esclavos, llevándolos comida, bebida, amor, y esperanza. Bautizó a muchos de ellos y por eso se le nombró “esclavo de los esclavos". 

En las lecturas de hoy, escuchamos dos cosas importantes. En la primera lectura, Pablo nos dice que vivamos como verdaderos cristianos—que no nos dejemos engañar por teorías y razonamientos falsos del mundo. San Pedro de Claver es un ejemplo clave de cómo vivir esas palabras. Cuando todo el mundo hacía y pensaba de una manera, él seguía viviendo como lo llamó Jesús a vivir, tratando a los esclavos con amor, como personas e hijos amados de Dios. 

El Evangelio nos recuerda cuánta gente venía a ser curada por Jesús. Y con gusto Jesús sana y da vida a los que le aman y creen en Él. Cómo Jesús trató con amor a los más necesitados, San Pedro también vio la necesidad de los esclavos para darles no sólo alimentos corporales, sino también alimento para el alma—Jesús. 

En estos tiempos es difícil a veces poner las necesidades de otros sobre las nuestras. Por tanto, al escuchar de cosas negativas en las redes, en las noticias—es difícil ver que al fin del día, todos somos humanos en toda nuestra fragilidad. Hemos hecho buenas cosas, pero también somos pecadores. Al final, todos somos hijos amados de Dios. 

Hermana, toma tiempo hoy para rezar por la gente que el mundo te dice que no cuenta. Escoge el gozo que Cristo nos da al seguirlo. Escoge el amor. 

// Jacqueline Sevier vive cerca de Atlanta, Georgia con su esposo y sus dos hijos. Aunque creció en escuelas católicas, no fue hasta finales de su tiempo en universidad que tuvo una conversión de corazón, y empezó a redirigir su vida hacia Dios. Canta con su esposo en la iglesia para misas y retiros. Ha aprendido mucho de la comunidad hispana de su parroquia, que apenas empezó a conocer cuando conoció a su esposo. En su tiempo libre, le gusta sentarse en un café tomándose un cafecito y cocinar con su esposo.

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