La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma; todo lo poseían en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. // Hechos 4:32
Cuando estaba en el colegio tenía un carro Pontiac color rojo. Ese carro se convirtió en el carro de la comunidad. Lo usaban mis amigos para ir de compras, al trabajo, y para divertirse. Para mí no había ningún problema en que condujeran mi carro si yo no lo ocupaba. Este tipo de pensamiento vino después de un tema que escuché donde el enfoque era en cómo vivían las primeras comunidades cristianas después de la resurrección de Cristo.
Hoy, las escrituras de nuevo me recuerdan lo bello que fueron esos años viviendo en comunidad de una manera tan intencional. Vivíamos compartiendo todo lo que teníamos: carros, dinero, computadoras, y comida. Si alguien necesitaba algo entonces nos reunimos para ver cómo podíamos ayudarle. Después del colegio me di cuenta de que no todos viven de esa manera.
Aunque no pueda vivir esta escritura como en el colegio, puedo vivir de manera práctica lo esencial de su enseñanza: el compartir mis bienes. La escritura me está invitando a tener un espíritu de desapego a las cosas materiales. Si vivo en este espíritu, va a ser fácil poder dar cuando vea una necesidad o compartir de lo que tengo. Cristo pone el ejemplo al darlo todo en la cruz sin pedir nada a cambio, y las primeras comunidades cristianas lo imitaban dando todo para el bien de la comunidad.
Hermana, te invito a que te preguntes: ¿De qué manera te está invitando Dios a vivir como las primeras comunidades cristianas? ¿De qué tienes que desapegarte para poder dar sin contar el costo?
Te aseguro que, al dar de lo que tienes, encontrarás una nueva abundancia que no se puede encontrar en las cosas materiales que poseemos.
// Claudia Rodriguez vive en Enid Oklahoma. Originalmente de California y Arizona le encanta tener conversaciones sobre la vida, su Fe, y todo tipo de ideas. Es maestra de primaria y secundaria y está estudiando para poder ser administradora de escuelas Católicas. Sus carismas incluyen catequesis , evangelización, y enseñar.