LECTURAS DE HOY

No todo el que me diga: '¡Señor, Señor!' entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos.  // Mateo 7:21

Toqué la puerta tres veces y las monjitas que esperaban al otro lado del claustro me abrieron la puerta con bellas canciones y oraciones. Había llegado a ese momento tan intenso de despojarme de toda mi familia y amigos, mi hogar, mis comodidades–toda mi vida anterior–y entrar a la clausura del Carmelo después de cuatro años discerniendo la voluntad de Dios. Después de un año en el claustro, puse a un lado mi orgullo y salí del monasterio. 

Por primera vez en mi vida, después de muchos años de luchar contra Dios y de buscar su voluntad, todo estaba claro como el día. Sabía que lo mío no era la vida religiosa sino casarme y formar una familia, sirviendo en la vocación del matrimonio. Me costó entrar al convento y me costó salir, pero lo más valioso para mi era Dios y su voluntad–más que la mía y más que las opiniones de los demás. 

Cuando leo el Evangelio de hoy, me cae de nuevo con fuerza esta palabra de Jesús a sus discípulos: no es el que dice querer al Señor y seguirle quien alcanza verlo cara a cara, sino el que verdaderamente busca la voluntad de Dios sobre todas las cosas–sobre sus planes, sobre las voces del mundo, sobre el miedo y la incertidumbre, sobre lo conveniente. 

Hermanas, estamos llamadas a ser personas que rezan de corazón el Padre Nuestro, que todos los días se haga en la tierra de mi corazón Tu voluntad como se hace en el cielo. No sólo para hacer milagros en su nombre sino también para escuchar sus palabras y ponerlas en práctica (Mateo 7:24). 

Mi amado Jesús, dame la gracia de no sólo seguirte cuando todo es fácil y llevadero, sino también seguirte cuando Tu voluntad me deja con preguntas, duelo, y tristeza. Ayúdame a confiar que estoy edificando mi casa no sobre arena sino sobre roca: Tú mismo. Amén. 

// Rocío Hermes es mamá y ama de casa. Ella nació en la República Dominicana y fue criada en los Estados Unidos. Le apasiona construir comunidad, preparar postres y escribir poesía. Tiene una maestría en Teología y ha vivido como misionera en Etiopía. Después de vivir más de tres años en Alemania, reside ahora en Israel con su esposo alemán y su hijo. Colabora como autora en Blessed Conversations: Dwell. Puedes leer sus reflexiones sobre la vida de fe en graceandmercyblog.com

 

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