Señor, escucha mi plegaria;
que a tu presencia lleguen mis clamores. // Salmo 101
Una vez andaba por las calles de un pueblo pequeño en el sur de la República Dominicana, cerca de donde se crió mi mamá. Nosotros íbamos de dos en dos a las casas para invitar a las personas a que asistieran a un evento en la iglesia católica esa misma tarde. A veces nos encontrábamos con gente muy cerrada a la fe católica que hasta nos echaban de sus hogares. Otros nos acogían con mucho gozo y gratitud.
Esa mañana me tocó ir de puerta en puerta con mi mamá. Llegamos a una casa pequeña donde ella tocó la puerta y saludó desde fuera. La persona al otro lado de la puerta dijo, “Esa es Lourdes, hija de Nelio Marte”. Yo quedé asombrada. La señora, ya un poco mayor, reconoció a mi mamá sólo al oír su voz. Nos invitó a entrar y pasar un rato con ella y nos escuchó atentamente.
En el Evangelio de hoy, Jesús nuestro Señor intenta revelar algo de su identidad divina a los judios que lo rodeaban. Él les dice “Yo Soy” (Juan 8:24) y ellos preguntan, “¿Quién eres tú?” (Juan 8:25). Parece un ciclo sin fin. Hasta que habla de su Padre. Jesús les dice que el Padre está siempre consigo, nunca lo ha dejado solo, y Él que hace lo que le agrada al Padre (Juan 8, 29). Muchos empezaron a creer en Jesús y su identidad como el Mesías e Hijo de Dios porque pudieron presenciar en su voz, sus palabras, y autoridad a su Padre celestial.
Así, quizás, como la señora pudo distinguir la identidad de mi madre en conexión con su padre, también algunos judios pudieron darse cuenta de quien era el que estaba ahí con ellos. Se dieron cuenta de quién es el Padre de este Jesús de Nazaret.
Te invito, hermana, a que le pidas al Señor conmigo por todos aquellos que aún no conocen a Jesús como su salvador, que aún no aceptan su divinidad como Hijo del Padre, el que fue enviado al mundo para comunicar plenamente su amor y misericordia.
Señor Jesucristo, haz que todos conozcan que Tú eres el gran “Yo Soy”.
// Rocío Hermes es una mamá y ama de casa. Ella nació en la República Dominicana y fue criada en los Estados Unidos. Le apasiona construir comunidad, preparar postres y escribir poesía. Tiene una maestría en Teología y ha vivido como misionera en Etiopía. Después de vivir más de tres años en Alemania, reside ahora en Israel con su esposo alemán y su hijo. Colabora como autora en Blessed Conversations: Dwell. Puedes leer sus reflexiones sobre la vida de fe en graceandmercyblog.com.