LECTURAS DE HOY 

“Quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos.” // Mateo 18:4

Estaba sentada en mi coche en medio del tráfico de Nueva York, poniendo los ojos en blanco. Sé que no es una expresión de piedad, pero me molestó escuchar la obra maestra de Santa Teresita, Historia de un Alma. Recuerdo haber pensado: “Es demasiado sensible. Este libro no es para mí”. Unos años después, una amiga me dio una sabia visión: los santos con los que sentimos que no podemos identificarnos a menudo nos molestan porque revelan un aspecto de santidad en el que necesitamos crecer. Inmediatamente pensé en Santa Teresita y me enojé conmigo misma. ¿Cómo podía ser tan arrogante?

Al celebrar la memoria de Santa Teresita, la Iglesia exalta su humildad. Este pasaje del Evangelio de Mateo señala su pequeñez al seguir al Señor. Creo que esto es lo que más me costó identificarme. Mi directora espiritual me dijo una vez que la humildad se define como verse a uno mismo como uno realmente es, a la luz de Cristo. 

Hay muchas cosas que dificultan la humildad, pero creo que, en esencia, si soy totalmente honesta ante el Señor sobre mis faltas, me cuesta creer que aún soy digna de amor. Si soy honesta sobre los dones y talentos que Dios me ha dado, ¿qué exigirá Él de mí? ¿O acaso puedo no atribuirme el mérito y creer realmente que todo es gracia? Si soy honesta con mis sentimientos más sinceros, me vuelvo vulnerable, y eso da miedo.

Santa Teresita nos muestra el secreto de la humildad porque se vio a sí misma como una niña en los brazos del Padre. Solo confiando verdaderamente en Dios como un Padre bueno es posible la humildad.

Padre, por la intercesión de Santa Teresita, ayúdanos a confiar en Ti como nuestro Padre bueno que nunca nos abandona. Que esta confianza aumente en nosotras la humildad verdadera. Amén.

// Christy Vaissade creció en Brooklyn, Nueva York, hija de padres inmigrantes de la República Dominicana. Ha sido el deseo personal de Christy traer a otros a conocer la misericordia y el amor de Dios que ha cambiado y está cambiando su vida desde la joven edad de trece años. Christy es maestra de teología de secundaria, catequista, y cantora en su parroquia local. Ella y su esposo, Michael, viven en Nueva Jersey con su cachorro Pembroke Welsh Corgi, Daisy. Le encanta cocinar, ir al gimnasio, y pasar tiempo con sus sobrinos y ahijados.

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