El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes. // Lucas 16:10-13
La mayoría de las madres nos sentimos orgullosas de nuestros hijos. Yo soy definitivamente una de ellas. Mi hijo es ingeniero aeroespacial, actualmente trabaja en el diseño de helicópteros y es sumamente creativo. Cuando era adolescente, le insistimos en que aprendiera y jugara golf como parte de la entonces tradición familiar. Le gustaba ese deporte pero no era su mayor pasión ni le resultaba fácil, por lo que tuvo que dedicarle mucha práctica y esfuerzo.
En una ocasión, habiendo participado en un torneo, ganó, por primera vez, el primer lugar. Al hacer el último conteo de sus golpes, se dio cuenta que había un error. Recordó haber hecho un golpe más de los que le habían anotado. Nadie más lo sabía, sin embargo, a pesar de que esa era la primera vez que con tanto esfuerzo habría ganado un primer lugar, no dudó en declarar el error públicamente, sabiendo que con ello perdería su primer lugar.
Yo por mi parte, me llené de orgullo y admiración. Había sido un error de cómputo ajeno, y aún así él, al darse cuenta, fue completamente honesto. Debo confesar que el corazón se me partía de verlo perder su tan anhelado primer lugar, pero al mismo tiempo, se me llenaba del más grande orgullo y alegría. Mi hijo comprendía que “el que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes”. (Lucas 16:10-13)
Hermanas, en este mundo, ciertas cosas como el triunfo, el dinero, el estatus o la fama, parecen tener una tremenda importancia, pero a la luz del Evangelio, son, en realidad, las cosas pequeñas y frecuentemente cargadas de injusticias. Aquel día, mi niño me enseñó que, si logramos ser fieles administradoras de ellas, estaremos más preparadas para recibir los bienes verdaderos.
Señor, concédenos la gracia de serte fieles en las cosas pequeñas. Ayúdanos a ser buenas administradores de los bienes que nos has confiado, para que, en Tu infinita bondad, podamos también recibir los bienes eternos. Amén
// Teresa Salmerón nació en la Ciudad de México, donde creció en una familia católica practicante y donde formó la suya propia. Ha tenido la oportunidad de vivir en varios países como Chile, Venezuela, México y Estados Unidos. Actualmente reside en Ohio, donde ha vivido desde hace 14 años y donde trabaja como traductora y maestra de español y ESL. Teresa tiene 3 hijos adultos a los que ama profundamente. Ha sido catequista y actualmente facilita un estudio Bíblico de un grupo de mujeres de su parroquia. A Teresa le gusta mucho bailar, leer, cocinar y convivir con su familia y amigos; y se siente profundamente agradecida por el infinito amor de Dios.