Dándole otro mordisco a mi cuarto brownie, la vergüenza de comer como un cerdo me pesaba profundamente en el alma. Quería parar, pero no podía. La comida era una cadena que me había mantenido en una cárcel mental por más de 10 años. Mis días eran contar calorías para estar flaca. Pero a la vez, cuando comía, perdía el control completamente. Mi relación con la comida se sentía como estar azotada diariamente con latigos de metal, me quitaba la libertad, me torturaba y me lastimaba día tras día..
Una cuaresma, decidí no controlar lo que comía. Comería lo que me dieran y si me engordaba iba a aceptarlo. Cada día veía a mi cuerpo engordar y me sentía asquerosa. Pero se lo entregaba a Jesús, porque sabía que sólo Él podía liberarme de esta relación agobiante con la comida.
Entonces, un día, “sobrevino un temblor tan violento, que se sacudieron los cimientos de la cárcel, las puertas se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas” (Hechos 16:26). Mis días dejaron de ser controlados por lo que comía. Tire mi pesa a la basura, dejé de sentir el deseo de hacer dietas y empecé a disfrutar la comida. Para mi sorpresa, sin intentarlo, ¡mi cuerpo tomó un peso saludable y me empecé a sentir mejor que nunca! Pero lo mejor de todo, fue la alegría de sentirme libre de la relación enfermiza que oprimió mi vida por tantos años. Jesus había resucitado en mí, y mi vida cambió para siempre.
Hermana, ¿qué es eso que te oprime y te quita la libertad? Este tiempo de pascua es el tiempo de resucitar con Cristo, es el tiempo de romper cadenas y que hayan temblores que rompen las cárceles que te quitan la esperanza. Hoy te invito a alabar a Dios, porque Él es maravilloso y puede hacerlo lo imposible. Te invito a magnificarlo, porque su misericordia es tan dulce, y su deseo de liberarnos arde profundamente en su sagrado corazón. Te invito a adorarlo, porque ese día en el calvario murió pensando en ese dolor que te oprime. Solo tienes que entregárselo todo y confiar en Él, y entonces, cuando menos lo esperes se romperán tus cadenas y se caeran las paredes de tus carceles.
*Nota: Si luchas con trastornos alimenticios, siempre es bueno buscar ayuda profesional. Aunque Dios puede sanar todo, también nos manda ayuda a través de personas profesionales.
// Natalia DuTeau fue una joven rebelde a quien Jesús conquistó y le cambió la vida. Ahora es una maestra licenciada convertida en mamá homeschooler. Junto a su esposo Americano, intentan criar a sus 4 hijos bilingües y biculturales transmitiendoles la cultura latina viviendo en el norte de GA. Puedes encontrarla hablando en español mientras hace caminatas por el bosque con sus niños, tomando café (después de todo es colombiana), leyéndole a sus pequeños, bailando, o cantando y tocando la guitarra.