Hija, ten confianza; tu fe te ha curado. // Mateo 9:20
Muchas veces creo la mentira de que cuando Dios provee es de último minuto. Es como si Dios fuera un familiar que se le olvidó comprar un regalo para mi cumpleaños entonces va y elige algo de prisa. Me sentía como si tenía una obligación de ser apreciativa porque por lo menos no se olvidó completamente. Pero las lecturas de hoy refutan esa idea. Su providencia no es una idea de último minuto- es perfectamente intencional y forma parte del plan amoroso de Dios para nuestras vidas.
En la primera lectura de hoy, Papá Dios dice, “Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac… Yo estoy contigo, te cuidaré por dondequiera que vayas, te haré regresar a esta tierra y no te abandonaré ni dejaré de cumplir lo que te he prometido” (Génesis 28:13,15).
Cuando leí esto, dos cosas me tocaron el corazón. Primero, no es un Dios de último minuto; es uno que ha estado aquí desde hace generaciones. Y, segundo, lo mismo que le prometió a Jacob me está prometiendo a mí. El plan de mi Padre para proveer no empezó en el momento de mi necesidad, empezó con mis ancestros. Su plan para proveer empezó en el jardín cuando primero hizo todo el mundo, incluyendo a un acompañante antes de crearme a mí, la mujer (Génesis 2: 18-22). Ya tenía todo lo que podría necesitar. Jesús lo comprueba en el Evangelio, “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida” (Mateo 9:24). Él sabía antes de que hiciera el milagro que tenía lo necesario para hacerlo, sólo faltaba nuestra fé.
Hermanas, las invito a meditar en esas áreas donde el Señor nos ha dicho que va a proveer. Entregale tu ansiedad y pídele la convicción para que puedas decir como Jacob, “Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía”. (Génesis 28:16).
// Joanna Valencia nació en Venezuela y se crió en Miami donde aprendió a hablar “fluent Spanglish”. Conoció a sus dos mejores amigas, Santa Teresita de Jesús y Santa Faustina, durante una misión en Haití y desde ese entonces su vida cambió. En el 2023 renunció a su trabajo para servir como misionera católica en la Isla de Santos y de los Sabios.