LECTURAS DE HOY 

“Esforcémonos por conocer al Señor;

tan cierta como la aurora es su aparición

y su juicio surge como la luz;

bajará sobre nosotros como lluvia temprana,

como lluvia de primavera que empapa la tierra”. // Oseas 6:3

No sé si eres como yo que amo la primavera. Viví en Alemania con mi familia por tres años y medio. Los inviernos me costaban mucho porque casi no salía el sol. Yo fui criada en New Jersey en los Estados Unidos y ahí por lo menos sale el sol aunque hace frío. Pero bueno, el punto es que nunca aprecié tanto la primavera como cuando viví en Alemania. Las campanillas de invierno que crecían en los bosques y los tulipanes en las calles me alegraban el día. Me daban aliento para seguir pasando por los días fríos y nubosos. 

Cuando leo en la lectura de hoy la promesa de que nuestro Dios vendrá como la “lluvia de primavera”, me llena de una paz inmediata. Puedo imaginar esos días tempranos de primavera que me llenan de tanta felicidad al saber que ya pasó el invierno. Pensar que nuestro Dios es como una primavera constante me llena de gozo. El Señor es la luz constante en nuestras vida y el manantial de agua que sigue brotando para refrescar nuestros días y reavivar nuestra sequedad. 

Así como las plantas y la tierra del invierno necesitan las lluvias de primavera, nuestras almas necesitan de nuestro Dios. Pidemosle al Señor que durante esta cuaresma, Él vaya preparando la tierra de nuestros corazones para Sus lluvias: sacando todo lo que nos impide conocerlo mejor, sanando las heridas que nos han causado mucho dolor pero que Él hará obrar para Su gloria, llenándonos de la certeza de Su presencia en nuestras vidas sin importar lo oscuro se sienta la noche. Al final el frío del invierno será bañado con la luz del sol. 

Dios mío, Primavera Constante, ven a nosotros como la aurora, la luz, la lluvia que empapa la tierra… Amén. (mire a Oseas 6,3)

// Rocío Hermes es una niñera a tiempo parcial, nacida en la República Dominicana y criada en los Estados Unidos, a quien le entusiasma construir comunidad, escribir poesía y compartir el mensaje de la Teología del Cuerpo. Tiene un máster en Teología y vive en Berlín con su marido, donde juntos forman el mejor equipo de pasteleros de la ciudad. Es autora colaboradora de Blessed Conversations: Dwell.

 

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