LECTURAS DE HOY 

“Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.” // Mateo 5,3

“Mami,” me dijo mi hija de 7 años, “yo no amo a Dios, es muy difícil amarlo”. Paralizada con su comentario, reflexioné un segundo y pensé, “Yo tampoco lo amo, si es muy difícil.” Como decía San Pablo en Romanos 7:19, “No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”. Amar a Dios es eso: hacer el bien, permanecer en su amor y sus mandamientos… pero qué difícil es hacerlo. Cuando me pregunto si algún día llegaré a ser santa, y miro lo imperfecta que soy, me siento igualita que mi hija. 

Por suerte, el Espíritu Santo me puso un pensamiento en el corazón, y con él le contesté a mi hija. Fue algo que había leído por una de mis santas favoritas, Santa Teresa de Lisieux. En una de sus escrituras (Historia de un alma, Manuscrito C, folio 2v), ella dijo que cuando Dios nos ve intentando seguirlo y fallamos, Él nos mira con ternura, como una mamá mirando a su bebé desde la cima de las escaleras. 

Como madre, así lo imagino yo: el bebé gatea a la escalera e intenta levantar su gordita y descoordinada piernita, pero todavía no sabe ni pararse. ¿Cómo podría subir las escaleras? Entonces intenta, con todo su esfuerzo, subir un escalón, pero no lo logra. Su mamá lo ve y se llena de amor al ver a esta adorable cosita intentando hacer algo que obviamente no va a lograr, y se llena de ternura y amor. 

Así imagino a Dios cuando nosotras tratamos de amarlo y fallamos completamente. La mamá jamas diría, “¡Este bebe es una porqueria, no puede subir la escalera! ¡Lo mandaré al infierno!” Al contrario, como la mamá, el Señor nos mira con ternura y se deleita en vernos intentar y fallar. Su corazón se derrite al ver el absurdo trabajo que su bebe intenta lograr. Él ya sabe lo pequeñas y débiles que somos, y nuestra pequeñez lo llena de amor y ternura. Entonces, como una mamá, Él se acerca a nosotras, nos carga en sus brazos y nos sube por las escaleras. 

Esto es la santidad: acercarnos a la escalera e intentar amarlo con toda nuestra pequeñez… y permitirle tomarnos en brazos para que Él nos vuelva santas. 

Hermana, hoy, en la fiesta de Todos los Santos, así que si piensas que ser santo es para otras almas más fuertes y más perfectas que tú, alégrate. Recuerda estas dulces palabras de Santa Teresa. Dios se deleita con tus pequeños esfuerzos. Él sabe lo chiquita que eres. Permitelo cargarte y subirte por esta escalera para poder llegar al cielo y alabarlo con todos los santos un dia! 

“Quiero ser santo, Señor, me cuesta tanto seguirte. Quiero ser santo, Señor, porque Vos me lo pediste. Y aunque me cueste, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera.Sólo lanzado a la aventura de tu amor, mi vida tiene sentido.” (Cancion de Fer Gril)

// Natalia DuTeau fue una joven rebelde a quien Jesús conquistó y le cambió la vida. Ahora es una maestra licenciada convertida en mamá homeschooler. Junto a su esposo Americano, intentan criar a sus 4 hijos bilingües y biculturales transmitiendoles la cultura latina viviendo en el norte de GA. Puedes encontrarla hablando en español mientras hace caminatas por el bosque con sus niños, tomando café (después de todo es colombiana), leyéndole a sus pequeños, bailando, o cantando y tocando la guitarra. 

 

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