“Tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo”. // Lucas 15,31b
Entrando en la casa de mi nueva amiga, me sentí abrumada por su amplitud y lujo, mientras que nuestra familia de seis vivía en un pequeño apartamento para estudiantes. “¿Por qué?”, me quejé interiormente, “¿Dios la bendijo con tanto mientras que yo no tengo ni lavavajillas ni lavadora ni secadora? Además, nuestros hijos duermen en colchonetas de espuma en el suelo. ¿No ve Dios la injusticia?”
Más tarde examiné mi corazón. ¿Cuándo desvié mi atención de Jesús hacia mis circunstancias externas? ¿Cómo permití que los celos y la amargura se arraigaran en mi corazón?
Con humildad, confesando mi pecado, recibí la absolución en el sacramento de la reconciliación y mi corazón se llenó de luz y amor. Una vez más pude regocijarme de la generosidad de Dios hacia mi amiga.
Al igual que el hermano mayor de la parábola de hoy, necesitaba volver a centrarme en el corazón amoroso de mi Padre que me dice, “Todo lo mío es tuyo”. No hay ninguna indicación de que el padre le haya quitado algo a su hijo mayor debido a su mala actitud. Como el padre en la parábola, la misericordia de nuestro Dios es infinita. Él basta.
Hermana, ya sea que te hayas alejado de la fe o que sólo te hayas distanciado de Dios al perder de vista Su amor por ti, nuestro Señor desea acercarte a Él. Quiere que estés en casa, donde perteneces, en casa donde todo lo que Él tiene es tuyo.
// Lani Bogart fue recibida en plena comunión con la Iglesia Católica con su esposo diácono, el Domingo de Gaudete de 1996. Recientemente se mudó de Phoenix a Houston, donde su familia le brinda una alegría inexpresable y continúa enseñándole la importancia de conocer y amar a Jesús. Lani se deleita con las flores, la música y las risas de familiares y amigos.