Hermanas, hoy nos encontramos en el lunes de la quinta semana de Cuaresma. Cómo se pudiese decir, en la recta final de esta temporada. Probablemente reconocemos que hemos hecho nuestro mejor esfuerzo con nuestras penitencias, hemos fallado y empezado nuevamente con la gracia de Dios. Ojalá podamos reconocer que el Señor nos ha, y seguirá, sosteniendo y por eso, aunque no ha terminado la Cuaresma, podemos exhalar un poco más profundo.
La primera lectura de hoy habla de Susana, una judía fiel que por circunstancias y malicia de otros cayó en una situación desesperada. Mientras meditaba con esta lectura me sorprendió como decía, “Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor” (Daniel 13:35). Sentía como el Señor me invitaba a vivir en todas circunstancias con una postura de un corazón descansando. Me pega este versículo porque, aunque sus circunstancias son terribles, el ejemplo de Susana es dejar que su corazón sienta las emociones al llorar.
Pero hasta llorando reorienta todo a su Dios bondadoso. Ella no rechaza su feminidad o humanidad. Ella simplemente reconoce quién es y de Quién es. No deja de sobreponerse por la situación; su corazón en medio de todo sigue confiando en Dios. Siento que esa es la invitación: En medio de todo anclar nuestro corazón en el Padre y reposar en Su bondad.
El salmo responsorial hace eco de esa invitación. “El Señor es mi pastor… en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas” (Salmo 23:4). Un buen pastor no empuja a las ovejas o las tira en el piso para que se acuesten. Las ovejas confían en su pastor y lo siguen. Ellas reposan porque saben que están a salvo- es un íntimo acto de fé.
Pido, hermanas, que en medio de cualquier circunstancia en que se encuentren (ya sea legal, financiera, familiar, etc.) acepten la invitación a reposar sus corazones. Espero que en medio de nuestros esfuerzos no nos aferremos a nuestra falsa seguridad de controlar las situaciones o conseguir nuestra santidad por nuestras fuerzas.
Hermanas, las invito a leer el salmo 23 lentamente y a dejar que la tensión desaparezca. Las invito a tomar un inventario de sus emociones. Pero no paren ahí. Acepta uno de los retos más difíciles: exhalar y dejar que en el medio de todo tu corazón repose en El.
// Joanna Valencia nació en Venezuela y se crió en Miami donde aprendió a hablar “fluent Spanglish”. Conoció a sus dos mejores amigas, Santa Teresita de Jesús y Santa Faustina, durante una misión en Haití y desde ese entonces su vida cambió. En el 2023 renunció a su trabajo para servir como misionera católica en la Isla de Santos y de los Sabios.