“‘Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos?’” // Deuteronomio 4:7
“¿Es posible que Dios nos hable en tiempos de desolación? ¿Cuándo no escuchamos Su voz claramente?”, le pregunté al sacerdote en la dirección espiritual.
Hizo una pausa, pensando. “...Sí, es posible. Puede decirnos algo cuando quiera. Nuestro Dios no es un Dios cruel, sino un Dios amoroso y cariñoso. Si nos quiere decir algo, nos lo va a decir. Va a encontrar la manera de decírnoslo claramente si quiere. No nos va a abandonar para que nosotros descubramos qué es lo que necesitamos hacer en la vida.”
Nuestro Dios no es un Dios cruel, sino un Dios amoroso y cariñoso.
Sentí paz en mi corazón. Según las pautas de San Ignacio de Loyola, me sentía en un tiempo de desolación y aridez espiritual. Jamás había hecho dirección espiritual formal, hasta que un día decidí que necesitaba ayuda para discernir Su voluntad para mi vida. Necesitaba saber que Dios me está cerca.
Aunque a veces sea difícil discernir Su voz y Su voluntad para nuestras vidas, sabemos que nuestro Dios es bueno y está cerca. A los judíos en los tiempos de Moisés Dios les dió una ley, algunas pautas, para que siguieran el buen camino. No los dejó para descifrarlo solos.
Y nosotras, quienes tenemos el cumplimiento de la ley y de los profetas, la Palabra de Dios, Jesucristo, jamás viviremos abandonadas por Dios. Nuestro Dios no es un Dios cruel, sino un Dios amoroso y cariñoso.
Señor, gracias por siempre estar con nosotras, y por nunca abandonarnos. Te amamos y te necesitamos. Queremos seguir Tu buen camino, y queremos escuchar Tu voz. Y, además, queremos siempre estar en relación contigo. No hay alguien como Tu. Te damos gracias por ser un Dios amoroso y cariñoso. Amén.
// Alexandra Geigel es una joven católica. Vive en el norte de Virginia y tiene padres de Guatemala y Puerto Rico. Estudió español e inglés en la universidad y ahora trabaja para la Iglesia. Le encanta leer la Biblia, escribir historias y tocar su ukelele. Pero lo más importante para ella es su fe católica y quiere que todas las personas conozcan el Corazón de Jesús a través de una relación personal con Él y devoción a la Eucaristía.