Los proyectos de Dios duran por siempre; los planos de su amor, todos los siglos. // Salmo 33:11
Una vez fui a visitar a una amiga en su casa. Estábamos en la cocina sentadas en sillas pequeñas en torno a la mesa de niños hablando sobre la vida. En ese momento entró corriendo uno de sus niños a mostrarme un crucifijo. Mientras lo llevaba en alto nos dimos cuenta de que estaba roto. Él vio mi cara de preocupación y me consoló diciendo, “No te preocupes, mi papá lo puede arreglar. El puede arreglar cualquier cosa rota”.
La magnitud de esas palabras me penetraron y pensé inmediatamente en nuestro Señor y Padre celestial — que Él es el Padre más bueno, más fiel, más capaz de arreglar todo lo roto en mi vida. Y que yo quisiera tener confianza en Él como ese niño tiene en su padre terrenal.
Cuando leo la primera lectura del día de hoy, veo como el Señor puede restaurar todo – hasta las situaciones más difíciles. José fue traicionado por sus hermanos y ahí los tenía delante de él – podría haber hecho cualquier desgracia para vengarse de ellos. Pero Dios ya obraba en él y le dio una idea (Génesis 42:18-19). A raíz del tiempo en la cárcel, los hermanos pudieron arrepentirse por lo que habían hecho y Jose pudo escuchar ese arrepentimiento. Supongo que se conmovió mucho al escucharles hablar y por eso “rompió a llorar” a solas (Génesis 42:24).
Sabemos que la historia no termina aquí, y en las lecturas de mañana veremos la reconciliación de los hermanos. No me asombra porque sé que así es nuestro Dios – sus proyectos de amor hacia nosotros duran para siempre. Y lo que otros han querido usar para nuestro mal, el Señor hace que obre para bien (ver Romanos 8:28).
Dios sana la historia familiar rota de José. Y Él quiere hacer lo mismo con nuestras historias. Así como en la vida de José, Dios redime nuestras historias familiares, nuestro pasado, los traumas y heridas, y las usa para su gloria y para nuestro bien. Debemos tener la confianza de ese niño y decir también, “No me debo preocupar, mi Padre arregla todo lo roto en mi vida”.
// Rocío Hermes es mamá y ama de casa. Ella nació en la República Dominicana y fue criada en los Estados Unidos. Le apasiona construir comunidad, preparar postres y escribir poesía. Tiene una maestría en Teología y ha vivido como misionera en Etiopía. Después de vivir más de tres años en Alemania, reside ahora en Israel con su esposo alemán y su hijo. Colabora como autora en Blessed Conversations: Dwell. Puedes leer sus reflexiones sobre la vida de fe en graceandmercyblog.com.