“Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” // Mateo 9:13
Cuando pensamos en Mateo, pensamos en el apóstol, en el evangelista. Pero antes fue el recaudador de impuestos, un hombre despreciado por su comunidad y con la carga de ser considerado un traidor y un pecador público. Imaginarlo sentado solo, rodeado de etiquetas y culpas. Parece el lugar más oscuro y solitario posible. Sin embargo, ahí es exactamente donde Jesús fue a buscarlo.
Es tentador creer que Dios llama a los “buenos”, a los que ya tienen la vida ordenada, o que la gracia sólo llega cuando nos hemos hecho “merecedoras”. Pero el Evangelio de hoy nos confronta con otra realidad: la gracia de Dios no sólo es para los que aparentan estar bien, sino que es un torrente que desborda donde hay más pecado, más heridas, más miedo.
Si digo “San Pablo”, pensamos en el apóstol, el que nos enseñó sobre el amor y la fe. Pero Pablo antes fue perseguidor, su pasado era oscuro. Y aun así, la gracia de Dios fue más fuerte. Porque “donde abundó el pecado, sobreabundó Su gracia” (Romanos 5:20).
Esto nos invita a mirar a nuestras historias que creemos irreparables y a reconocer que esas marcas no nos definen. Jesús no nos llama a esperar a ser perfectas. Nos llama hoy, aquí, con nuestras dudas, con nuestras faltas, con la vergüenza que nos paraliza.
Mateo no dudó; se levantó y siguió a Jesús. Esa decisión fue el primer paso hacía una vida transformada. Porque la verdadera invitación no es a escondernos ni a esperar “el momento perfecto”, sino a confiar en que la llamada de Jesús puede reescribir nuestra historia.
Hoy, te invito a escuchar esa voz que no juzga pero sí llama. Atrévete a responder. Jesús nos está llamando, no desde la perfección, sino desde ese amor que abraza nuestras heridas, no para recordarnos lo que fuimos, sino para mostrarnos lo que podemos llegar a ser.
// Elisa Gómez es una joven mitad española y mitad portuguesa, que ha sido transformada por el amor. Es la mayor de 5 hermanos y está estudiando Derecho y Relaciones Internacionales. Tiene una gran pasión de ayudar a los demás y dedica gran parte de su tiempo al voluntariado. Le fascina la belleza cada atardecer y la música. Al igual que “el amor le explicó todo”, quiere llevar ese amor a todos los que la rodean.